Banquete
Tras recibir a todos los jefes de estado y dignatarios, el Sha hizo entrada en la sala de banquetes junto a la reina Ingrid de Dinamarca,seguido de la emperatriz y el resto de invitados.
La sala de banquetes estaba decorada con cientos de metros de terciopelo azul bordado en oro, formando varios baldaquinos por encima de la mesa principal de inspiración barroca de 57 metros de largo que fue construida en forma de serpentina. De esta manera dramáticamente inusual (que permitió evitar muchos problemas de protocolo), todos los sentados allí serían capaz de mirar la habitación entera sin mucho esfuerzo, mientras que el resto de los presentes en la sala, así como camarógrafos y periodistas, podrían obtener todas las imágenes que quisieran de los invitados más ilustres. Como un elemento importante de la decoración estaba el símbolo del Imperio Persa, el pavo real, que podía verse representado en varios lugares de la habitación.
La sala de Banquetes la noche del cumpleaños de la emperatriz.
La gran sala de banquetes durante la velada.
La curva en la que estaba situado el Sha a la izquierda del dosel, de izquierda a derecha: la primera dama de Checoslovaquia, el rey Constantino de Grecia, la reina Muna de Jordania, el rey Balduino de Bélgica, la reina Ingrid de Dinamarca, el Sha,la reina Fabiola de Bélgica, el rey Hussein de Jordania, la reina de Malasia y el rey de Lesotho.
La curva de Farah, de izquierda a derecha: el rey de Malasia, La primera dama Jovanka de Yugoslavia, el rey de Nepal, la reina Ana María de Grecia, el emperador de Etiopía, Farah, el rey Federico de Dinamarca, la reina de Nepal, el rey Olav V de Noruega y a su lado pero sin aparecer en la foto Rut Brandt, la esposa del canciller alemán.
Algunos de los invitados bajo el dosel, de derecha a izquierda: la esposa del vicepresidente de EE.UU,el presidente de Pakistán, Grace de Mónaco, el presidente de Bulgaria, la gran duquesa Josefina Carlota de Luxemburgo, Nicolás Podgorani presidente de la URSS , Elena Ceucescou esposa del presidente de Rumanía, y los invitados del fondo, son los situados en la curva del Sha.
Los invitados a continuación de la curva del Sha, de derecha a izquierda: el presidente de Finlandia, la esposa del presidente de Austria, el presidente de Turquía, la princesa Gina de Liechtenstein, el presidente de Checoslovaquia, la princesa Sofía de España, el presidente del Líbano, la princesa Yuriko de Japón y el emir de Kuwait.
La larga mesa de banquetes con forma serpenteante.
Como el departamento a cargo de las cenas de Estado no era en absoluto capaz de producir un banquete de la magnitud requerida, se decidió que un especialista francés tendría el honor y la responsabilidad del servicio de catering de la fiesta. Los organizadores contactaron con el famoso restaurante Maxim’s de París (donde el Shah y la Emperatriz eran clientes frecuentes) y se acordó que allí se crearía el menú de la cena de gala, teniendo que cerrar el restaurante parisino durante 15 días y contratar varias decenas de camareros y chefs altamente calificados para el enorme servicio. En total, alrededor de 160 cocineros, camareros y panaderos estuvieron presentes en Persépolis y el legendario hotelier Max Blouet salió de su retiro para supervisar el banquete.
La parte final de la gran mesa.
El príncipe Rainiero de Mónaco, el Duque de Edimburgo, el príncipe Carlos Gustavo de Suecia y el vicepresidente de los EE.UU.
Jaime Peñafiel, el columnista español y corresponsal de la revista de sociedad ¡Hola! en las celebraciones, dijo, treinta años después, para describir el gran banquete: "Fue, sin duda, la fiesta más fabulosa que he asistido nunca. Ese banquete fue la expresión del lujo más absoluto, así como también del refinamiento más completo. Fue la más grande de todas las fiestas del siglo y es muy posible que ninguna similar se organice otra vez." Seiscientos invitados cenarían más de cinco horas y media, lo que convierte el banquete oficial en el más largo y lujoso de la historia moderna, como se registra en las sucesivas ediciones del Libro Guinness de los Récords.
El menú fue preparado por Maxim’s de París. La cena comenzó con huevos de codorniz rellenos de caviar iraní (extraído de los esturiones del mar Caspio), con vino Château de Saran, continuó con mousse de cangrejo de río, acompañado por Château Haut-Brion Blanc 1969, cordero asado con trufas y un Château Lafitte Rothschild 1945 y un sorbete de champán (1911 Möet). Símbolo de la monarquía iraní, el pavo real también estaba en el menú: pavo asado relleno de foie gras, acompañado con Musigny Comte de Vogue 1945 en magnum. Al sonido de las piezas de Mozart y de Schubert, la comida finalizó con anillo de higos frescos glaseados al oporto con sorbete de frambuesa. El café estuvo acompañado por Cognac Prince Eugène (de chez Maxim) y, para los brindis, champán Dom Perignon Rose 1959 (Möet Chandon).
En el centro con turbante blanco el sultán de Omán y a su lado con un kaftan azul
la princesa Lamia de Marruecos.
De espaldas el hermano del rey Hassan II de Marruecos el príncipe Moulay Abdellah.
Durante la cena el Sha con su dignidad y esplendor militar, se levantó para hacer un breve discurso, en el que destacó la presencia de tantos Jefes de Estado en la tierra de Ciro, Darío y Xerjes.
Más imágenes del gran banquete de Persépolis.
El Sha pronunciando su breve discurso.
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